04 diciembre 2008

DAME UNA SOLUCIÓN, NO UN PROBLEMA

Una práctica típica de nuestra profesión, que transmite una imagen poco profesional de nuestro trabajo, es entregar al cliente un gran número de propuestas en respuesta a un sólo briefing.

Siempre he defendido que, cuando hago un proyecto, sé cuando llego a la solución más adecuada, y por tanto, no estoy de acuerdo en mostrar al cliente aquellas otras opciones que yo íntimamente ya he rechazado, pues sé que son peores o no funcionan tan bien. Además, dar a elegir al cliente es transmitirle que consideramos que él está más cualificado que nosotros para decidir sobre estas cuestiones, lo cual es absurdo. El cliente deberá darnos un breafing previo, y nosotros debemos devolverle una solución: “la solución”.

¿EN QUÉ COLOR TE GUSTA MÁS?

Ya sé que muchos recordarán que hay clientes que exigen que se les enseñen varias opciones, pero del hecho de que es un error dan muestra todas esas anécdotas en las que el cliente, al final, se decidió por lo peor.

Lo que sí es únicamente culpa nuestra es cuando vamos al cliente con una sóla solución creativa en una variedad interminable de combinaciones de color, o con un mismo diseño con varias fotos alternativas. Esto sí que es un fallo de aprendiz: pretender que sea el cliente quien elija el color final o la foto. ¿Acaso todos los colores y fotos transmiten el mismo mensaje?